“Es esencial reconocer la medicina adolescente como una especialidad por derecho propio”.

Los diferentes actores implicados en la salud de los jóvenes tienden a centrarse únicamente en su malestar psicológico, especialmente si se traduce en conductas de riesgo: intentos de suicidio, consumo de drogas, trastornos alimentarios, conductas sexuales de riesgo, trastornos del sueño, etc. Sin embargo, el sufrimiento y la angustia se expresan por y sobre el cuerpo a través de acciones, a veces complejas, que sustituyen a un discurso imposible. ¿Podemos realmente concebir la eficacia del cuidado en la adolescencia si ignoramos excesivamente el papel del cuerpo?
La medicina de la adolescencia, disciplina aún en pleno auge en Francia, se define como una clínica del cambio. Si bien este cambio ocurre en varios niveles (biológico, psicológico y social), nuestra cultura occidental pone el énfasis en los cambios psicológicos. El imaginario colectivo configura así la “ crisis de la adolescencia ”, un proceso a menudo fluido que orquesta transformaciones del cuerpo, del pensamiento y de las relaciones con los otros.
Esta atención al individuo en transformación no puede verse simplemente como una yuxtaposición de especialidades médicas y psiquiátricas, porque la adolescencia no es una reorganización gradual y compartimentada de las dimensiones físicas y psicológicas de la persona. Sólo puede pensarse como una dinámica global que requiere una coordinación de profesionales adaptados y dirigidos al adolescente.
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Le Monde